Carme Rodríguez, directora de la residencia Can Caló de Aiguafreda (Barcelona).
"La mirada de los residentes me dice que viven felices en Can Caló"
Can Caló es una antigua casa pairal ubicada en el centro de la población de Aiguafreda. Su propietaria, Pilar Palmarola, siempre quiso que la casa se convirtiese en residencia para personas mayores. Con esta finalidad, la ofreció a la Administración, pero al ver que no mostraban demasiado interés, la acabó donando a su sobrino, Josep Palmarola, con la condición que la reconvirtiera en lo que es hoy: una acogedora residencia para personas mayores. Culminando su sueño, Pilar vivió la última etapa de su vida en Can Caló.
Carme Rodríguez, directora de la residencia, nos explica el día a día de las vivencias y actividades que se desarrollan en el interior de la casa.
-¿De dónde procede el nombre de la residencia, Can Caló?
Miquel Aregall fue el constructor inicial de la casa. De su nombre, Miquel, deriva "Miqueló" y"Queló". Popularmente, en Aiguafreda, se la denomina "Caló", y se ha querido mantener porque el propósito principal de la residencia es el calor humano y asistencial, y que todo el mundo se encuentre como si estuviera en su propia casa.
-¿Qué distingue Can Caló de otras residencias?
Principalmente destacaría el trato personalizado que los residentes reciben, al ser una residencia pequeña facilita mucho la interacción entre residentes, profesionales y familiares. Cada día se intenta trabajar más en la filosofía de la atención centrada en la persona, esto requiere conocer la propia historia de vida de cada usuario para así intentar minimizar el impacto que generan los cambios. Además, al contar con cocina propia, las personas que viven aquí disfrutan de la comida casera recién hecha.
Otro factor que destacaría es la propia ubicación geográfica de la residencia, en el centro del pueblo, lo que facilita a los residentes y a sus familiares y amigos el poder pasear por el pueblo, salir a tomar un café a la plaza, ir al mercado, a la iglesia, a comprar el periódico. Estamos bien conectados con los transportes públicos del pueblo, tren a 6 minutos y autobús a 2 min.
-¿Que encuentran los usuarios en Can Caló y cómo definirías el trato que reciben por parte de los profesionales?
En Can Caló, las personas mayores reciben las atenciones personalizadas que cada uno necesita en las diferentes etapas de la vida, según sus necesidades, tanto fisiológicas, psicológicas, espirituales y sociales, abarcando así todos los aspectos que configuran a la persona.
Hay veces en las que supervisamos, otras ayudamos, otras suplimos y eso nos lo determina el estado en que se encuentra cada residente, siempre potenciando al máximo la propia autonomía.
Todos los profesionales procuramos tener proximidad con los residentes y sus familiares, lo que repercute en un trato muy cercano.
-¿Con qué equipo contáis para atender todas las necesidades de las personas mayores?
A nivel humano, el pilar de una residencia son las auxiliares geriátricas, que son las personas que más horas pasan al lado del residente y sobre las cuales suelen depositar toda su confianza, ya que son ellas las que cubren sus necesidades más básicas. Además, disponemos de servicio médico, enfermería, psicología, fisioterapia, trabajadora social, animadora y los servicios propios de cocina, limpieza y lavandería necesarios para el correcto funcionamiento de la entidad.
-¿Cómo se desarrolla el día a día de la residencia? Actividades, rutinas, comidas, atención médica…
Un día a día en la residencia no difiere mucho de lo que ocurre en un domicilio, la diferencia es que en Can Caló conviven muchas personas (entre residentes y trabajadores), hay muchas más relaciones sociales y se realizan talleres tanto terapéuticos como lúdicos.
En Can Caló los desayunos se sirven en el comedor entre las 8 y las 10 de la mañana, a medida que los residentes van llegando de sus habitaciones. El desayuno es personal para cada residente. Las auxiliares van procediendo en las diferentes habitaciones para ayudar a cada residente en lo que precise, para su higiene personal o cualquier otra necesidad, y después las acompañan al comedor.
A partir de las 10 empiezan los diferentes talleres, que suelen durar hasta las 12, y después se realizan las atenciones individualizadas a los que así lo precisen.
A las 13 horas se sirve la comida, de 14 a 15 h suelen hacer la siesta, ver las noticias, salir al jardín… y a partir de las de las 3 de la tarde y hasta las 5 vuelven a realizarse las terapias, que suelen ser talleres de carácter más lúdico.
A las 7 de la tarde se sirve la cena y, después, se van recogiendo en sus habitaciones, donde todavía dedican un tiempo a sus actividades lúdicas antes de ir a dormir.
El médico visita los residentes una vez a la semana y siempre que, por alguna necesidad o urgencia, se precise.
También querría destacar que se celebran todas las fiestas: Navidad, carnaval, castañada… y los aniversarios de los residentes.
-¿Qué tipo de experiencias os confirman que las personas mayores viven felices en Can Caló?
Hay varias, una de las que más recuerdo fue cuando una de nuestras residentes con un deterioro cognitivo, estando un domingo en casa de su hija comiendo, le dijo: "Llévame ya a casa", a lo que la hija le contestó "Mama, ya estás en casa" y ella le respondió "No, aquí no, donde están las bolas de luz". Aquí hay que explicar que dentro del comedor de la residencia tenemos un jardín interior donde se encuentran unas grandes lámparas de luz en forma de bolas. Para mí, esta anécdota me demostró que la señora considera realmente la residencia como su casa.
También querría destacar que diferentes familias han confiado en Can Caló para ingresar a casi todas las personas mayores, llegando en alguna ocasión a coincidir hasta tres hermanas en la residencia.
Para mí, como enfermera y directora, lo que me acaba demostrando que una persona es feliz en Can Caló es con la mirada,cuando me dan cada día el "buenos días"; cuando les pinto las uñas y me regalan un beso; la ternura con la que me preguntan "¿cómo estás? ¿y tus hijos?"; la picardía con la que me dicen: "¡qué guapa vas hoy!", y la sonrisa con la que me despiden hasta el día siguiente: "Fins demà nineta!" (¡Hasta mañana, muñequita!).
Rehabilitación completa
Josep Palmarola decidió rehabilitar completamente la casa pairal para adaptarla a las necesidades de las personas mayores. Actualmente, la residencia cuenta con 22 habitaciones completas, con baño incorporado, equipadas con TV, teléfono, armarios y sillones; el comedor con un jardín interior, salas acondicionadas para llevar a cabo diferentes actividades, cocina, capilla, tanatorio, despachos y un amplio jardín exterior. Toda la reforma se llevó a cabo respetando la arquitectura de la casa, así como parte del pavimento antiguo, la escalera principal y unas singulares bóvedas. También se instaló un ascensor para facilitar la movilidad de los residentes y del personal.
El centro dispone de diferentes tipos de grúas y sillas para realizar las transferencias necesarias para la AVDB, las camas son articuladas y los baños adaptados en cada habitación.